Sólo sabemos que la cosa fue anterior a la palabra, lo mismo que el árbol es anterior a la botánica. Cuando la palabra nombró a la cosa la sustituyó, y transformó así su ley en la ley del lenguaje. La palabra, desde el inicio,comenzó siendo ley y orden sobre la cosa. La «lógica del mundo» es anterior a toda verdad y falsedad.
El budismo puede ser leído como una colección de koans, es decir, sentencias enigmáticas y paradójicas en cuyo interior reside el nudo que enlaza lo real a la palabra. Su redacción críptica y hermética no entrega sus tesoros a la primera lectura, sino que se requieren años de meditación sostenida.
Según la práctica Zen , es posible recuperar el estado de «no-lemguaje» mediante el ejercicio del silencio. Pero no se trata del silencio como ausencia de palabra, sino del silencio originario que cunde en lo cósmico y donde el origen y el límite se encuentran recíprocamente sin rechazarse hasta hacerse uno y lo mismo.
El Zen llama satori a ese estado de comprensión suprema donde el ser ya no se separa del mundo para contemplarlo, sino que se suma a él mediante el ejercicio del silencio y la suspensión del pensamiento .
Hernán García Hodgson -Wittgenstein y el Zen/ fragmento / Editorial: QUADRATA