Alejandro Burdisio, más conocido en el mundo de la ilustración como Burda , es un artista cordobés , que se destaca por la creación de mundos fantásticos con referencias locales (argentinas y cordobesas).
La calidad de sus ilustraciones le ha valido el reconocimiento internacional.
Si bien sus trabajos pueden entrar en la categoría de arte digital o ilustración digital, su técnica está amasada a lápiz y en el plano concreto de la línea hecha a mano.
Burda estudió arquitectura, y trabajó muchos años como dibujante para estudios de diseño arquitectónico hasta que dejó ese trabajo para hacer Humor Gráfico. Luego dejó el Humor Gráfico para dedicarse a lo que se conoce como Concept Art . Allí surgió uno de sus más reconocidos trabajos denominado Universo Chatarra en el que se mezclan imágenes del pasado y del futuro.
Lo conocí en una charla online dada a artistas que utilizan herramientas digitales y me llamó la atención cómo ponía más el acento en el desarrollo artístico e interno que en la técnica.
Siendo un gran ilustrador, también se destaca su amabilidad y humildad puesta de manifiesto a la hora de conversar vía whatsapp en reiteradas oportunidades durante casi una semana.
Aquí está el reportaje con imágenes:
Uritorkidas – La primera pregunta tiene que ver con tus orígenes, veo que en tus dibujos humorísticos hay mucho de cordobés. ¿Cómo te posiciona esa referencia de origen?
Burda – Soy oriundo de Córdoba Capital, vivo en Alta Córdoba y hace 53 años que estoy en el barrio. El humor es importante, pero a esta altura no lo veo al humor como el que hacen los contadores de cuentos, sino más en el desarrollo de las situaciones y de las estéticas. La referencia para mí es la calle. En la facultad de arquitectura estudié durante 11 años y ahí me formé como ilustrador y entendí el hecho urbano, saber ver la ciudad y sus componentes. Entre esos componentes está la liturgia propia, el humor, la cosa cotidiana, los personajes, pero sin exacerbarlos, no edulcorarlos ni exacerbarlos. Tampoco caer en el pintoresquismo porque eso es un cepo.
Estuve 25 años dibujando arquitectura, cuando salí hice humor gráfico pero cuando vi que ya se estaba transformado en un oficio salí de ahí, porque me dije: “siendo cordobés y haciendo humor gráfico me voy a quedar encasillado”. Eso sí, sigo con el humor, usándolo de manera transversal, es decir: a la ciencia ficción le agrego humor. Eso me ha diferenciado de otros artistas, en este caso es una pequeña licencia dentro de una pintura, un pequeño gesto. Pero mi referencia siempre es el hecho urbano cotidiano al que yo le agrego lo mío, agrego la distorsión y lo llevo a un escenario de fantasy.
-¿Cómo fue el momento en que pasaste de trabajar formalmente en la arquitectura a ingresar al mundo de la ilustración?
-El pasaje fue por varias razones. Durante muchos años estuve trabajando para empresas constructoras, pero en ese trabajo siempre hacía un dibujo con el diseño de otro. Y lo que yo quería era hacer arte. Y me pasaba que el fantasy me tiraba. Justo mi mujer se había recibido de arquitecta y le pedí que me bancara un par de meses hasta que me acomodara, y comencé con el humor gráfico. Luego terminé haciendo algo que no sabía que iba a hacer: trabajar para productoras de cine, video… en fin, de ilustrador y narrador visual de imagen individual.
-Estuve mirando tus trabajos en humor gráfico y me llamó la atención el manejo del espacio, es decir, en un escenario vacío se puede crear todo un espacio sin demasiados detalles. ¿Cómo manejas eso?
-Interesante la pregunta… siempre fui cuidadoso con ese tipo de cosas. En mis dibujos de humor en el espacio vacío hay siempre pequeños elementos, (una silla, una mesita de luz) que crean una situación. Mucho tiene que ver con el paso por la facultad de arquitectura: Tener en cuenta el espacio, el hecho urbano, cuáles son los componentes que pueden definirlo. Me doy cuenta de que en esos dibujos muy simples usaba criterios que ahora utilizo en el Concept Art.
Lo otro es que siempre que ponía un elemento debía ser un personaje, quiero decir que la mesita y el personaje debían tener la misma estética y código de ilustración.
– ¿Empezaste a dibujar digitalmente con mouse? ¿Cómo fue el pasaje de dibujar a mano a lo digital? Sé que ahora dibujas con tableta gráfica, algo muy extendido en la ilustración digital.
-Mi origen en el dibujo siempre fue analógico. Empecé cuando no había nada digital, lo más avanzado digitalmente que había en la facultad, cuando yo empecé, era una fotocopiadora a color, así que gran parte de mi formación fue siempre analógica: lápiz, papel, marcador, acuarela, birome, óleo. Al principio dibujaba a mano, escaneaba y luego pintaba con el Photopaint usando el mouse que era como un ladrillo. Luego me enteré de que había tabletas y eso fue otra cosa. Pero el paso no fue traumático porque yo siempre fui un entusiasta de las herramientas y las formas más enriquecedoras para poder pintar. En arquitectura hacía todo a mano y ahora gran parte del día me la paso dibujando los bocetos en lápiz que es un 80% de mis dibujos. Porque le doy mucha importancia al boceto y es lo que envío a las productoras para que den su aprobación y luego pasar al color que lo hago digitalmente.
– ¿Cómo te surgen las imágenes en las que se funden el futuro con el pasado y en el que aparecen elementos históricos de argentina? ¿Cómo emerge ese mundo? ¿Cómo es ese proceso?
– Es una mezcla de varias cosas. Estéticamente son épocas que me vienen a la memoria. El tema de los autos clásicos me atrae mucho y además tomar la estética del siglo pasado hasta los 70, sobre todo en los vehículos. Esa liturgia visual se va colando inconscientemente en la obra, y luego aparece la distorsión, es decir tomar elementos del pasado y mezclarlos con una visión distópica de ciencia ficción. Hay muchos estilos y denominaciones, técnicamente lo que yo hago se denomina Diesel Punk, que es la estética retrofuturista sobre motor a combustión. Pero básicamente lo que yo hago es meterle a la ilustración nuestra liturgia urbana, porque yo soy un sujeto que está inmerso en lo que me rodea, yo no invento nada, salgo a la calle y tomo eso. Y toda la iconografía es parte del humor: un logo de Pritty, un viva Perón, un logo de YPF que sé que es algo que le da carácter a la ilustración y tiene un toque gracioso. A mí me encantan los trenes porque me crié cerca del ferrocarril, así que hay muchos trenes en mis ilustraciones.
– Estás trabajando para empresas de videojuegos ¿cómo es ese trabajo? ¿Qué es exactamente el Concept Art?
-Sí, estoy trabajando con una empresa llamada The Creative Assembly que es una compañía londinense dedicada a los videojuegos. Allí hago Concept Art, que es una disciplina que resuelve problemas, es decir, resuelve la cuestión estética de diseño en todo lo que se ve en una producción de cine o videojuego. Somos los que tiramos ideas para crear esos escenarios y elementos para que después el diseñador 3d pueda crearlos. También, en la actualidad, hago los escenarios que se usan en los juegos como pantallas que separan niveles. Mi relación con ellos es por email muy cordial, soy freelancer. Generalmente estas empresas cuidan mucho a los artistas, cosa que a veces no pasa con las de acá. Es un trabajo que disfruto mucho porque hay mucha seriedad y eficiencia.
– ¿Qué artistas te sorprenden y te gustan todavía?
-Son muchas las inspiraciones y referentes. Muchos que ya no están: Alberto Brechia, Juan Giménez, Hugo Pratt. Y muchos dibujantes nuevos a los que sigo: Ariel Olivetti, Fito Migliari, German Peralta, Nico Di Mattia, son dibujantes contemporáneos que tienen entre 25 y 35 años. Y en el rubro internacional hay muchísimos que me encantan: Sergei Kolesov, Simon Stalenhag, Craig Mullins. Es gente a los que le sigo los portfolios constantemente y admiro lo que hacen. Pero, si tengo que elegir uno, es Juan Giménez, el argentino, que murió hace poco. La obra de él me incentivó desde chico. Él dibujaba en la revista Skorpio, hacía con Barreiro una historieta que se llamaba “As de pique” ,que era la historia de un B17 en la 2da guerra mundial y a mí me gustó siempre la estética bélica de la 2da guerra. Cuando tenía 10 años decía que quería hacer eso!
-¿Qué consejo le darías a los que recién empiezan en la ilustración?
– Creo que lo que más hay que tener es pasión. Porque es un trabajo que no se puede hacer sin pasión. Otra cosa importante es hacer la obra personal, es decir dibujar para uno, tener el contenido propio. Trabajar para otros sí, pero darle bolilla al desarrollo de la obra personal. Por supuesto que hay que tener perseverancia, sacrificio y esfuerzo. En la industria, además, hay muchas cosas importantes: Manejar idiomas, manejar tecnología y estar aggiornado a la era digital y a las cuestiones técnicas. Pero la pasión es fundamental.
Si bien hay muchas palabras que pueden resultar “modernosas”, el tono de Alejandro Burdisio es extremadamente simple y un poco campechano, no hay en él ningún rasgo de superioridad. Como expresa el artista hay todo un mundo nuevo relacionado con las tecnologías de este siglo que para el que no está acostumbrado puede resultar extraño, pero que son denominaciones a nuevas facetas del arte de la ilustración.
La segmentación en el arte por medio de designaciones que encasillan se acaban cuando uno mira con aire de inocencia cualquier cuadro, pintura o ilustración, así sea en un papel o en una pantalla. El arte verdadero se mezcla y no tiene etiquetas, la sensibilidad se trasmite a través de una línea o un color sin importar el medio, es decir las formas se diluyen cuando el artista realmente pone su espíritu en lo que hace.
Es esta la validez de los cuadros de Burda, algo que supera el puro efecto, que impacta más allá de la perfección de la ilustración: el espíritu del artista abriendo nuevos mundos en la mente de los otros, que los abre, porque ya los abrió en él mismo.
Enlaces:
- Puedes seguir a Burda en su Portafolio Actualizado
- También en Instagram.
- Dibujos de Humor en su antiguo blog.
- Nota en el Diario La Nación
- Reportaje en Youtube del año 2017.
- Si te interesa en profundidad la ilustración puedes ver una clase de Burda en Facebook