Por Laura Inalbis
-… pero a mí me viene otra cosa.
-Sí, entiendo lo que dice pero, en general, se la usa como le digo a esa palabra.
-Están equivocados. Decir “sentido” tiene que ver con lo que sentís, ponéle: “mi más sentido pésame”, para cuando hay dolor por una muerte. Y así.
-Me dio ese ejemplo antes y le dije que es válido también, pero a la palabra “sentido” se la asocia más con una dirección, un rumbo, hasta con una intención podría decirle.
-Tanto peso para una sola palabra no tiene “sentido”. Ja, ja, ja. Ahí lo usé como querés.
– Mire, don Alejandro, no quiero convencerlo de nada, son los us…
-¡Eh, che!. ¡Mirá por dónde vas!. Casi me tirás todo.
-Disculpe don Alejandro, venía apurado.
-La juventud ya no tiene respeto por nada ni por nadie. ¿En qué estábamos?
-Le decía que los usos más comunes serían: “sentido horario”; “sentido de las flechas”, para marcarle una dirección o un rumbo; “sin sentido”, cuando algo gira loco, como sin un norte. Ahí me aparece la brújula y sus direcciones: a lo que apunta nos dirigimos. Y esto también podría relacionarse con…
-¡Mucha cháchara, mi querido amigo, mucha cháchara!
-¿Cómo anda hoy, don Alejandro?
-Acá andamos, tirando para no aflojar,¿y ustedes?
-Muy bien, gracias. Se formó un atasco llegando a la entrada, pero ya lo están despejando.¡ Nos vemos, don Alejandro!
-Ah, bueno. Gracias por avisar. Ya veo que se nos pasa toda la mañana con una sola carga, ¡qué lo parió!
-No se ofusque, don Alejandro, que si perdemos energía cuesta más…
-Puede ser, puede ser… Volviendo a lo nuestro, ¿por qué no hicieron una palabra para cada uso, entonces?
-¿Y qué palabra crearía usted , por ejemplo, para decir: “ir en sentido opuesto”?
-Esa ya está inventada: “ir en contra”. ¿Qué estás buscando?
-Nada, don Alejandro, no se moleste. Capaz podría usted darle uso a las frases que reemplazan a la palabra y sólo usarla en el sentido que quiere.
-¡Momento! ¿Me estás mofando vos?
-¡No, no lo tome así!. Y disculpe las muecas, pero es que vengo conteniendo la risa desde hace un rato.
-¡Hacé el favor, querés!. Y dejame pasar adelante, que a estas alturas vas a venir a decirme a mí cómo tengo que hablar.
-No se enoje, don Alejandro.
-Ya me enojé.
-Me quedó por decirle la intención de la palabra, que nos podría llevar a …
-¡Lo que me faltaba!. ¡Mirá vos lo que se armó ahí adelante!. Y todavía no lo despejaron. ¡Qué barbaridad!
-Bueno, don Alejandro, no se preocupe. Tendremos sobre qué debatir mientras esperamos que liberen el atasco. Lo que quería decirle sobre el sentido de la vida…
Y allá van, cargando 20 veces el peso de su propio peso, en fila, hacia el hormiguero.
¿Qué sentido tendría buscarle a una vida sin sentido aparente, el sentido?
Y así, hago una llamada a mis queridos lectores.
Estoy, si se quiere, bajo los efectos de la cuarentena.
Buenísimo relato!! Gracias Laura porque al leerlo puedo ver la situación! …y porque además, para mí, el sentido de la vida es buscarle el sentido.
Cuando hallamos el sentido de la Vida, empezamos a Vivir, antes …fue una preparación.y qué bueno pensar que «ellas» también hablen de Eso! lo piensen y lo debatan . Muy original y ocurrente! Gracias!!!
Gracias por tu reflexión!!! Un abrazo!!!