Por Daniel García Molt
Es interesante las diferentes teorías que se están lanzando para tratar de explicar de dónde salió este maldito coronavirus. Trump, en una acusación tácita, lo denomina “el virus chino”. Estos por su parte, culpan a los murciélagos, y a un mercado en particular ubicado en la localidad de Wuhan, donde la gente acostumbra comprar un montón de porquerías para comer.
Otros responsabilizan a un laboratorio de Wuhan donde se habría experimentado con armas biológicas y, en un descuido o con maléficas intenciones, salió el virus. El resto lo hizo la transmisión persona a persona de chinos estornudadores que trasladaron la infección a Irán de ahí a Italia, Francia, Inglaterra y España, en una gira turística que unió a la Unión Europea con América.
La empresa Monsanto, rápida de reflejos, para sacarse de encima cualquier acusación de ser la responsable del Covic 19, prefirió aceptar que el glifosato provoca cáncer, pero nada más. Lo que nos dejó tranquilos (Esto es una ironía y la declaración de la empresa un cuento chino)
Después está la teoría de que el coronavirus fue provocado por los norteamericanos y fue generado en una universidad norteamericana solventada por Bill Gates y su señora, quien para algunos la pareja sería una asociación ilícita para provocar el mal. Aparentemente, el dueño de Microsoft desea exterminar a una parte de la población mundial mediante la aplicación de vacunas y bueno, ahora lanzando un virus mortal que, como los malos de las películas, tuvo el tupé de anunciarlo tres años antes en una reunión de TED, por puro egocentrismo teatral y absoluta perversión. Hay algo que no se entiende y es contradictorio. ¿Por qué Gates quiere exterminar a sus potenciales clientes? Es como si el ceo de Clarín, Magnetto, iniciara una campaña para reducir la mitad de la población de la Argentina (además de programar nuestro subconsciente para poder obligarnos a pensar y votar lo que desea y le conviene), lo que produciría de inmediato la baja de millones de televidentes y lectores de su multimedio.
Abro paréntesis. Un misterio: ¿Si Magnetto tiene el poder de hacernos creer cualquier cosa, porque no trata de dirigir sus poderes mediáticos cuasi hipnóticos para que compremos el diario Clarín en papel o ver los programas de Canal 13 y TN que están en baja desde hace tiempo?. Cierro paréntesis. Abro paréntesis: ¿Está imbuido por ese virus que afecta a Bill Gates que los hace matar a la clientela? Cierro paréntesis.
Otra teoría del gran complot sostiene que el Covid-19 fue diseminado por aviones que pueden observarse claramente cuando dejan una estela en el cielo, los temibles chemtrails.
No voy a hablar aquí de las diferentes teorías conspirativas que sostienen que en realidad el Covid-19 no existe y se trataría de ocultar la responsabilidad de las antenas de transmisión G5 en bajarnos las defensas, o una maniobra para imponer un Nuevo Orden Mundial (NOM). Los responsables de este mal entendido serían en principio, la Organización Mundial de la Salud, bajo el poder de los Iluminati, o bien, por los Reptilianos, o unas pocas familias que mueven los hilos del mundo con la valiosa colaboración de Kissinger y Los Simpson, o lo que yo creo reside todo el poder mundial: El Suterh.
Pero siempre volvemos a lo mismo… Fue un animal. Con el Sida pasó lo mismo. Fueron los monos, la vaca loca, el pangolín, un bicho que casi nadie sabía que existía y aparentemente, se usan sus escamas para hacerse té.
Esto de culpar a algún animal de las enfermedades de los humanos es un argumento repetido desde el génesis mismo, que enseña que la culpa de que las mujeres tengan que parir con dolor y los varones tengamos que trabajar de sol a sol la tuvo una serpiente. La peste negra fue llevada de Asia a Europa por ratas que viajaban entre los cueros de viajantes.
Con la sífilis entre tantas otras teorías se culpó a las Llamas que, según expertos, las hembras de esta especie poseen un sexo parecido al de las mujeres, y eso tentaba a los conquistadores a desahogarse con esas pobres camélidas, regresaban a Europa infectando a lo loco a la población. . Lo cierto es que ya en Europa la enfermedad comenzó un juego de acusaciones cruzadas que culpaban al país vecino de ser quien originó la sífilis. Fue así que del siglo XV al XVII en Italia, Alemania y Reino Unido se la denominó «enfermedad francesa». Los franceses la llamaron «mal napolitano o enfermedad napolitana». En Rusia, «enfermedad polaca», éstos «enfermedad alemana». Los japoneses «morbo chino». En los Países Bajos, Portugal y el Norte de África, «enfermedad española» o «enfermedad castellana». Los Turcos implicaron a casi toda Europa cuando la llamaron «enfermedad cristiana». Y los españoles «mal portugués», «morbus gallicus» («mal francés») o «morbo gálico».
De la Gripe Española se ha hablado muchísimo últimamente y todos sabemos que se originó en los campos de batalla de la Gran Guerra, como se llamó a la Primera, y dado que los países beligerantes lo ocultaron para no mostrarse débiles frente al enemigo y España, que no participó de la guerra. fue el único país en darlo a conocer por los medios de la época, lo terminaron responsabilizando maliciosamente.
Por último, y como ocurre siempre en la Argentina, las cosas las explica mejor que nadie el peronismo. En esta pandemia los únicos privilegiados son los niños. Los responsables se tiran la pelota, así que ni yanquis, ni maoístas, vampiristas. Por cada infectado, se salvan cinco… Y para un argentino, no hay nada mejor que una cuarentena. Desensillemos hasta que aclare…
FIN
Excelente información y créanme que la difundiré entre mis amistades, pues en la actualidad la gente muere, pero no es por el covid-19, muere por el MIEDO y LA IGNORANCIA; pues creen todo lo que la TV. les dice, la PRENSA ESCRITA y la RADIO, ojala y la humanidad despierte de ese letargo mortal al que ha sido sometida por aquellos seres ambiciosos por tener mas dinero y por tener de esclavos a la humanidad entera.