Hace un par de meses el Billy se fue de esta tierra , y recordé que cuando llegué a Capilla hace ya más de ocho años, él vivía muy cerca del lugar que yo había elegido para hacer mi casa. De mi calle al río había una senda apenas trazada, que metiéndose entre los espinillos conducía a la casa de Billy. Era un rancho a medio hacer debajo de un aguaribay o un tala, no recuerdo bien, quizá porque sentía el deber de no invadir aquella privacidad. Él era un loco, un hippie , un ermitaño, un brujo, un yuyero. Podía ser todas estas cosas si se lo quería etiquetar.
Luego vinieron varias tormentas en mi vida y en las de Capilla que de alguna manera se asocian y comulgan. El pueblo no comenzó a crecer cuando yo llegué , pero hubo un repiqueteo de campanas de crecimiento que hizo mucha destrucción en el monte. Durante esos años el Billy fue un caminante que yo miraba desde afuera, y con el cual intercambiaba saludos. Pude observar que durante ese tiempo, su caminar siempre era el mismo. En verano, en invierno. Después lo seguí cruzando por otros lugares y otras instancias, vino a ver alguna de las obras de teatro que yo hacía, lo vi actuar como “El marqués de Sade” en el ”El nuevo mundo” de Somigliana, papel que se había tomado demasiado en serio y que trasladó por un tiempo a su vida cotidiana.
Me fui del barrio , pasaron los años y el Billy seguía caminando por la misma senda, con su mismo paso y su misma mirada.
Un día y no hace mucho, de casualidad volví a aquel lugar y quise tomar por esa senda para ir al río Calabalumba. Comprobé que los caminos estaban cerrados, el sendero que pasaba por la casa del yuyero y terminaba en el río estaba rodeado de casas, terrenos cercados, alambres. El mismo rancho del Billy estaba cercado por alambres. Y no es una metáfora: él había hecho su casa sin pensar en la cuadrícula catastral, los especuladores inmobiliarios y los apoderadores de terrenos(porque eran terrenos truchos, de gente que se apoderó de ellos) avanzaban con la plantilla en la mano , rompiendo el monte sin escrúpulos.
-¿No te molesta esto Billy?
-No.
-Pensé que te ibas a ir a otro lado.
-No , ¿a dónde me voy a ir?
Él no vivía la situación con pena. Yo lo veía de otro modo, de afuera, y de otro modo. Ganaba, como en todos los lugares de Capilla del Monte , una ideología :la de la especulación, la del negocio, la que destruía el monte.
Porque Billy era parte del monte y pareció querer irse con él. Con él se fue una etapa de Capilla. Porque había algo que él conocía bien y era el monte, los yuyos que allí crecían, sus rincones. Había aprendido eso sin maestros y casi regalaba las plantas que conseguía. Ese no es un detalle menor ,porque él no tenía ninguna renta, su “trabajo” era ese juntar yuyos, darlos , y aunque sé que en otras épocas su espíritu se perdía en excesos , en el último tiempo crecía en la impecabilidad.
La última vez que lo vi estaba maltrecho pero no vencido, los amigos lo cuidaban y ya no vivía en su casa. Así partió quien fue un faro para locos y poetas, quien brilló por su humildad y un alineamiento que , creado a su modo, daba sus frutos en el respeto que los demás sentían por él.
Su espíritu andará por allí, por las calles de Capilla aún cuando el pueblo se transforme en ciudad y aunque los usurpadores de terrenos copen todo el monte y talen toda la vida que hay en él.
Tal vez, y ojalá, el espíritu del Billy permanezca oculto para renacer en otros jóvenes que vengan a transformarlo todo.
Nadie sabe el destino de los que se van pero sí es seguro que el Billy ha plantado semillas en cada uno de nosotros que germinarán a su tiempo. El monte no llora en este caso. El monte. Billy.>>>>>>Pablo Solís
Artículo escrito en Junio del año 2012
me vendió unos de sus últimos yuyos (zarsaparrilla) ante de que partiera.no los use ,los guarde como recuerdo.
Era un personaje de estas tierras……
Que bueno.